¿CÓMO PUEDO SABER SI MI GATO TIENE ARTROSIS?

Los gatos son animales ágiles y elásticos que se mueven con rapidez, especialmente para cazar y huir de sus depredadores pero, cuando deja de ser así, hay que saber por qué.


¿CÓMO PUEDO SABER SI MI GATO TIENE ARTROSIS?

Habrás observado que tu gato en casa realiza todo tipo de movimientos increíbles cuando juega contigo o salta encima de los muebles. Sin embargo, los gatos también pueden padecer enfermedades de las articulaciones que provocan dolor y les limitan la movilidad.

 

¿En qué consiste la artrosis de los gatos?

La artrosis es la degeneración de los tejidos que componen las articulaciones. En realidad, se llama osteoartritis, porque también es proceso inflamatorio que afecta al hueso que hay debajo de las articulaciones.

Las articulaciones de tu gato están formadas por el cartílago que recubre las superficies de los huesos, los ligamentos que unen los huesos, una cápsula que las rodea, y un líquido en su interior llamado líquido sinovial que sirve para lubricar la articulación y nutrir al cartílago.

La osteoartritis es una inflamación de las articulaciones y todos los elementos que las componen, incluyendo el hueso que está recubierto por el cartílago. Es más frecuente de lo que se suele pensar, ya que se sabe que nueve de cada diez gatos mayores de 12 años tienen síntomas de osteoartritis, aunque en muchos casos pase desapercibida, y en seis de cada diez gatos adultos se pueden observar cambios en las radiografías.

 

¿Por qué tiene osteoartritis mi gato?  

La causa principal de la osteoartritis es la degeneración del cartílago de las articulaciones debido a la edad. Con el paso del tiempo el cartílago cada vez tiene menos capacidad para regenerarse, se vuelve rugoso y las articulaciones se inflaman. Como la artrosis es progresiva, el cartílago se va destruyendo y afecta también al hueso, los ligamentos y la cápsula articular.

Hay otros factores que pueden hacer que la osteoartritis de tu gato aparezca cuando es más joven o puede hacer que avance más deprisa:

- Si tiene algún problema articular previo debido a un traumatismo (un golpe, un accidente de tráfico, un incidente con un perro, una caída) o a un defecto de conformación (articulaciones que están en ángulos inadecuados).

- Hay razas que tienen más predisposición a la osteoartritis, como la Maine Coon, la Scottish Fold, el gato Burmés o el Abisinio.

- La sobrecarga de las articulaciones también influye sobre el desarrollo de la osteoartritis, como por ejemplo si tu gato tiene obesidad.

 

¿Qué síntomas produce la osteoartritis en mi gato?

Si tu gato tiene osteoartritis, es bastante probable que te cueste reconocerla, porque los gatos tienden a esconder el dolor y las molestias, dado que son animales que son presas de depredadores e intentan no mostrar las enfermedades.

Si observas algún signo de osteoartritis, es bastante probable que ya esté avanzada. Los síntomas más habituales de la osteoartritis en los gatos son estos:

- Tu gato puede estar más tranquilo o apagado de lo normal y duerme más horas. Como esto suele coincidir con las edades más avanzadas, muchas veces podrías achacarlo a que tu gato está mayor, pero en realidad se debe sobre todo a que tiene molestias y le cuesta más moverse.

- Algunos gatos se vuelven más ariscos, no quieren tener contacto con las personas o incluso pueden volverse agresivos, sobre todo al tocarlos.

- Tu gato se mueve menos, pierde el interés por jugar y ya no salta sobre los muebles o tiene dudas al bajar. Si tienes escaleras en casa, seguramente las utilizará menos o irá más despacio.

- Hay gatos que al agacharse para usar la bandeja de arena sufren dolor y asocian este hecho con la bandeja y la rechazan, por lo que puedes notar que tu gato está haciendo sus necesidades fuera de la bandeja en sitios inapropiados, posiblemente en lugares blandos como una cama, un sofá o un montón de ropa.

- Observa si su pelo tiene aspecto enmarañado, sucio o poco brillante. Los gatos con osteoartritis tienen dolor y dificultad para moverse y dejan de asearse correctamente.

- Es posible que tenga menos apetito o que le apetezcan otras cosas para comer.

 

¿Cómo se trata la osteoartritis de mi gato?

Si tu gato muestra alguno de estos síntomas, acude a tu veterinario para que pueda confirmar si tiene osteoartritis y si está muy avanzada. Lo más importante es tratar el dolor que está padeciendo tu gato, para mejorar su calidad de vida y que se encuentre mejor.

Hay multitud de formas de tratar la osteoartritis de los gatos de forma médica, pero lo ideal es que tu veterinario diseñe de forma personalizada el protocolo que mejor se adapte a las necesidades de tu gato. Los medicamentos más usados son los antiinflamatorios no esteroideos, pero se deben administrar con precaución, sobre todo si tu gato puede tener problemas en los riñones o riesgo de tenerlos. Otras familias de analgésicos ayudan a controlar el dolor, siempre bajo control veterinario.

Los tratamientos más innovadores consisten en inyectar anticuerpos monoclonales que bloquean una sustancia que se libera cuando tu gato padece dolor, que se llama factor de crecimiento nervioso. Habla con tu veterinario, pues esta opción podría ser buena para controlar el dolor y las molestias que causan la osteoartritis en tu gato.

Además del tratamiento médico que te prescriba tu veterinario, te recomendará seguir otras pautas de vida saludable que mantengan a tu gato en forma para así controlar que su osteoartritis se mantenga lo más controlada posible:

- Controlar el peso y evitar la obesidad.

- Tratar de que se mantenga activo dentro de sus posibilidades, sin forzarlo a hacer esfuerzos excesivos, pero animándolo a hacer ejercicio.

- Si tiene dificultades para moverse, puedes realizar adaptaciones en casa para que su vida sea más cómoda, como poniendo rampas, dejando su comedero y su fuente de agua más accesibles, y consiguiendo bandejas de arena en las que le resulte cómodo entrar y darse la vuelta.

- Algunos gatos se pueden beneficiar de la fisioterapia.

Recuerda llevar a tu gato con frecuencia al veterinario para asegurarte de que sus articulaciones están en buen estado y, sobre todo, de que no está padeciendo dolor. Si tu veterinario detecta que tu gato tiene dolor, será necesario tratarlo.